Archivo Churubusco



La arquitectura de estilo internacional como patrimonio. Hacia una metodología de conservación
Estudio de caso: Toledo 26, Enrique Carral, Ciudad de México 1952

Alejandro Leal Menegus
Denise Araiza Schubert
Aura A. Mondragón Moreno
Astrid Elizabeth Rosas Cabello
Maritza M. Zamora Pérez
Ana María Lara Gutiérrez

 

Hacia una metodología específica

Al confrontarnos con un género y periodo de la arquitectura que rara vez se estudia desde el punto de vista patrimonial, tuvimos que adaptar nuestra metodología de estudio conforme avanzó el ejercicio académico. El planteamiento básico fue construir una herramienta que sirviera de manera más adecuada para entender las problemáticas de conservación de la vivienda colectiva de estilo internacional en la Ciudad de México.

Este patrimonio refleja un momento de auge constructivo y refinamiento arquitectónico, pero también es testimonio de la trasformación del espacio doméstico y la sociedad de mediados de siglo XX conforme la Ciudad de México se densificó y desarrolló en altura. A más de 50 años de su construcción, estos edificios característicos del periodo presentan procesos de deterioro avanzado debido a la fragilidad de sus materiales industriales y la falta general de mantenimiento. Por ejemplo, uno de sus rasgos exteriores característicos consiste en disponer de amplias superficies acristaladas y canceles de acero tubulares, y ambos elementos son proclives a un deterioro acelerado. Tal circunstancia pone en riesgo el carácter patrimonial de estos edificios al evidenciar la apariencia de deterioro y fomentar intervenciones poco respetuosas, con la consecuente pérdida de elementos originales y distintivos, legibilidad, e incluso favorece su demolición parcial o total.

 

La metodología

Como cualquier investigación por método deductivo, el primer paso fue obtener los datos generales del inmueble (1). Tales como su nombre, ubicación, autor, año, género o tipología, dimensiones, tamaño del predio y colindancias. También se identificó el contexto en que se encuentra inmerso el inmueble (2), y se especificó el uso de suelo permitido, la infraestructura urbana —vialidades, transporte público y comercio—, así como de los tipos de arquitectura circundantes al predio. Se ubicaron los inmuebles patrimoniales catalogados por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), por la Secretaría de Desarrollo Urbano y Vivienda (SEDUVI) y las Áreas de Conservación Patrimoniales (ACP).

El acercamiento al inmueble continuó con la investigación en torno al tema normativo aplicable (3) para valorar su nivel de protección patrimonial. En este punto se revisó la Ley Federal sobre Monumentos Arqueológicos, Artísticos e Históricos, la Ley de Desarrollo Urbano del Distrito Federal, el Programa Delegacional de Desarrollo Urbano de la Delegación Cuauhtémoc y el Reglamento de construcción del Distrito Federal, con el objetivo de comprender los recursos legales disponibles para sustentar la protección del inmueble, al margen de su valor arquitectónico.

Además de investigar en sitio del estado actual del inmueble, su contexto y competencia legal, se realizó una investigación documental (4) en el Archivo de Arquitectos Mexicanos (AAM) de la Facultad de Arquitectura (FA), al Archivo Histórico de la Ciudad de México (AHCDMX), y al Archivo del INBA, con el propósito de recopilar información y elaborar un dosier histórico que nos permitiera conocer la biografía del autor, sus aportaciones en materia de arquitectura habitacional y entender las razones que llevaron a la construcción de este tipo de edificios en la década de 1950, así como la propia historia del contexto y el emplazamiento urbano donde está inserto el inmueble sujeto del estudio.

Sin duda uno de los pasos más relevantes para trabajar el diagnóstico fue realizar un levantamiento arquitectónico del estado actual del inmueble y su registro en planos (5). Esta fase del trabajo incluye un reporte fotográfico y fue de suma importancia no solo para tener el registro actualizado del inmueble, sino también para poder proponer el estado hipotético original y con ello los lineamientos de conservación. Se realizaron planos de contexto, de conjunto y arquitectónicos (planta baja, planta de apartamentos-tipo, fachadas y cortes), así como los planos de fábricas (pisos, muros y techos) y se registraron las alteraciones, daños y deterioros.

Una de las aportaciones a la metodología aplicada para este caso de estudio consistió en entender y caracterizar estilísticamente esta arquitectura (6). Al no existir manuales o publicaciones que permitieran describir las partes y elementos que la constituyen, se buscaron edificios del mismo tipo y época con la idea de encontrar ejemplos análogos que nos ayudaran a caracterizar sus rasgos específicos para diferenciarla de otros estilos. De hecho, gracias a este paso se logró redactar de una manera más precisa la descripción arquitectónica del inmueble, lo cual permitió comprender su valor arquitectónico.

Otra aportación metodológica fue crear una serie de lineamientos y protocolos para abordar el registro de los espacios habitados y establecer una relación adecuada con los habitantes (7). El registro, diagnóstico y análisis patrimonial del espacio doméstico es complejo, pues muchas veces no es posible acceder a él, o si se puede entrar, se hace con importantes limitantes, al ser ámbitos del orden privado. Acercarnos a los vecinos fue un proceso lento y de gran paciencia. Todo inició al contactar a uno de ellos, quien —gracias a su interés por conservar el edificio, mantener su originalidad y valorar la autoría de un arquitecto importante— empezó la gestión con el resto de la comunidad. Por medio de juntas vecinales que ellos organizaban se difundió información necesaria, como la de conocer el autor de su edificio, saber por qué era importante valorar el espacio que habitaban y, sobre todo —lo que más les interesaba— saber cómo cuidarlo y conservarlo. En muchos casos el interés estaba más relacionado con el hecho de conocer qué procedimientos o mejoras eran necesarias para el edificio que podría reflejarse en un mayor valor económico, pero gracias a las pláticas de concientización constante en cada una de las visitas del equipo de trabajo, al final los vecinos descubrieron que no solo era la cuestión del valor económico de sus departamentos, sino también sobre el valor arquitectónico e histórico del lugar donde vivían, que al final conllevaba a una mejor conservación de la originalidad del inmueble y un orgullo por ser dueños de un espacio tan particular.

Cuando se estableció una confianza con los vecinos se nos permitió el acceso a cada uno de los apartamentos, y este acceso al espacio domestico privado permitió confirmar algunas hipótesis respecto a la configuración arquitectónica y estructural; además, conocer la forma en que hoy en día se habita el espacio y haber podido entrevistar a los habitantes de esos apartamentos daba como resultado información relevante sobre las trasformaciones que tuvo el inmueble desde su origen.

 

Toledo 26

Figura 2. Planta arquitectónica de estado hipotético original en 1952. Astrid Rosas, 2017.

El diagnóstico del edificio de apartamentos en la calle Toledo 26 fue realizado entre septiembre y diciembre de 2017. El trabajo se realizó en equipo, formado por cinco arquitectas estudiantes de la maestría bajo la dirección del profesor de la asignatura. El edificio fue visitado en diez ocasiones para recopilar la información necesaria en cuanto a levantamientos fotográficos, arquitectónicos, fábricas, alteraciones, daños y deterioros, y hacer entrevistas a los vecinos.

Al tratarse de un edificio habitacional el acceso resultó ser difícil y complejo, y al final no fue posible entrar a todos los apartamentos, se visitaron seis de un total de nueve. Sin embargo, se pudo entrar a los dos tipos de apartamentos que existen por planta y cuando menos a un departamento de cada nivel.

El contacto con los vecinos fue revelador en cuanto a la historia del edificio y del contexto, pues descubrimos la importancia de la entrevista como fuente de información y herramienta metodológica. Confirmamos que algunos de ellos vivían viviendo ahí desde que se construyó el edificio y conservaban sus apartamentos con pocas modificaciones, lo que nos permitió entender mejor el concepto de habitabilidad original planteado en 1952.

A continuación se presenta la una síntesis de los resultados obtenidos:

 

Descripción general e identificación del bien cultural

El propósito de la descripción general fue definir la ubicación del edificio y el polígono que delimita el contexto. Así tenemos que Toledo 26 se ubica en el límite poniente de la colonia Juárez en la alcaldía Cuauhtémoc (figuras 3 y 4).

Figura 3. Vista satelital de la colonia Juárez y la ubicación del caso de estudio. Google – INEGI, 2017.

Figura 4. Vista general de la manzana donde se ubica el caso de estudio. Google – INEGI, 2017.

 

Como parte de la identificación del bien cultural se encontró que el predio forma parte de una zona considerada ACP, conformada por las colonias Juárez, San Rafael y Guerrero, y se encuentra sujeta a restricciones en materia de conservación. A pesar de que el edificio Toledo 26 no se encuentra catalogado por el INBA como un inmueble artístico, sí es colindante a un inmueble catalogado y protegido (Hamburgo 281) por la Ley Federal sobre Zonas y Monumentos Arqueológicos, Artísticos e Históricos del INBA, a través de la Dirección de Arquitectura y Conservación del Patrimonio Artístico Inmueble (DACPAI), misma que debe dar una opinión favorable a cualquier intervención que se le realice; además, en materia de legislación local debe cumplir con lo que marca la Ley de Desarrollo Urbano del Distrito Federal en referencia a la protección de un Área de Conservación Patrimonial.

Nos encontramos, pues, ante un caso de defensa del patrimonio edificado cada vez más frecuente, donde la legislación no es lo suficientemente concreta en términos de protección particular (catálogos o declaratorias), pero donde sí es posible argumentar, aunque de forma limitada, la protección y conservación del patrimonio edificado con ayuda de reglamentos y normatividades vigentes. En este caso, debido a la colindancia con un inmueble catalogado, así como la pertenencia a un perímetro de conservación establecido de antemano “(…) aplican normas y restricciones específicas con el objetivo de salvaguardar su fisionomía y conservar, mantener y mejorar el patrimonio arquitectónico y ambiental (…)” (Gaceta Oficial 2008).

Se encontró que en la colonia Juárez existe un gran número de inmuebles considerados de valor artístico por el INBA (Ley Federal 2018, ART. 33) y algunos como patrimonio cultural por la SEDUVI. Dentro del área de trabajo se puntualizaron los inmuebles considerados e esta categoría y que estuvieran localizados en los frentes y esquinas que envuelven la manzana del caso de estudio; también se ubicaron los inmuebles colindantes que forman parte de la citada normativa ( figura 5).

Figura 5. Inmuebles catalogados en la manzana del caso de estudio. De 30 lotes en la manzana, sólo ocho no presentan algún tipo de protección patrimonial. Existen cuatro inmuebles catalogados por el INBA (tono más oscuro). Los predios en gris intenso son inmuebles afectos al Patrimonio Cultural y los de tono gris pálido son colindantes a éstos. Fuente: junio 2016, Sección del Plano de Inmuebles afectos al Patrimonio Cultural de la Delegación Cuauhtémoc. Dirección del Patrimonio Cultural Urbano, SEDUVI, 2017.

 

Descripción arquitectónica

Figura 6: Vista exterior del caso de estudio, septiembre 2017. Foto: Astrid Rosas.

 

Una parte fundamental del diagnóstico consistió en la descripción arquitectónica, pues nos encontramos ante una arquitectura sutil en términos estéticos y de la cual todavía no se valoran muchas de sus características. Al abordar el diagnóstico nos percatamos de que la arquitectura de estilo internacional no puede considerarse de la misma forma y con los mismos elementos de análisis que otras arquitecturas patrimoniales como el art-déco o la arquitectura porfiriana, de ahí la necesidad de ahondar en sus características estilísticas, materiales y constructivas. Más aún, su cercanía histórica, y aparente semejanza con la arquitectura reciente propicia en ocasiones dejar de lado ciertos elementos o detalles distintivos y que es importante caracterizar.

Figura 7 y 8. Vista exterior de la fachada e interior de la estancia. Fotografías: Astrid Rosas, 2017.

 

Figura 9 y 10. Vistas de la chimenea integrada al lambrín de madera de las estancias de dos apartamentos distintos. Fotografías: Astrid Rosas, 2017.

 

El edificio de apartamentos Toledo 26 tiene un partido arquitectónico resuelto de forma paralela a la calle,1 con dos apartamentos por nivel en espejo y con una circulación de acceso directo central.1 El inmueble alberga nueve apartamentos (dos por nivel excepto el último piso, que sólo tiene un pent-house). Se localiza en un predio plano y rectangular con más fondo que frente en medianeras y consta de planta baja y cinco niveles. El sistema constructivo es a base de columnas, trabes y losas de concreto armado; las trabes están por encima de las losas, permitiendo plafones listos y corridos; con muros divisorios de mampostería de tabicón de cemento.

La fachada principal, con 10 metros de largo y 18 de alto, es de proporción vertical; sin embargo, porta un ritmo horizontal enfatizado por la sucesión de losas que forman los entrepisos y definen los balcones. Con ello se genera un claroscuro en el que se intercalan losas de concreto armado y cancelerías de herrería de piso a techo. Esta característica es común en gran parte de los edificios de apartamentos de estilo internacional en la Ciudad de México. Por su parte, la planta baja está destinada a los accesos y se conforma de un zaguán de duela de madera que funge como acceso vehicular y peatonal, que separa y distingue el acceso de vehículos y de servicio del acceso principal del inmueble, el cual es enfatizado por un gran ventanal de piso a techo que define el acceso peatonal.

El edificio es ejemplo de la neutralidad y sutilidad de la arquitectura de estilo internacional; no obstante, los detalles constructivos y estilísticos de este edificio son numerosos, con una extensa paleta de colores y acabados. Existe una clara diferenciación entre acabados para los exteriores e interiores, así como para las áreas comunes y privadas. Por ejemplo, el vestíbulo de entrada en la planta baja es el espacio con más recursos compositivos y materiales, con presencia de mosaico veneciano color verde y azul, así como grandes placas de mármol travertino para los muros; en los pisos encontramos baldosas de recinto rústico. Las áreas comunes están resueltas de manera más sencilla, con pisos y muros recubiertos de mosaico de pasta con agregados de mármol (terrazo).

Las circulaciones verticales están divididas entre el elevador que conecta todos los niveles y las escaleras compensadas que combinan tramos rectos y tramos curvos sin descanso. Éstas son estrechas y en cada nivel existe una ventana que provee de iluminación y ventilación al cubo; en general, los vestíbulos en cada nivel son pequeños y las circulaciones eficientes.

Al acceder a cada apartamento se llega a un recibidor que, de un lado, tiene dos puertas, una comunica a un baño completo y otra lleva a la cocina. Del otro tiene una amplia puerta corrediza que comunica a un local que funge como tercera recámara o estudio, el cual se puede integrar o aislar del recibidor; la cocina es amplia y cuenta con alacenas superiores y laterales fabricadas en madera; el recibidor desemboca directamente a una amplia estancia, la cual tiene un gran ventanal que la abarca por completo; la estancia tiene una chimenea integrada a un muro con un lambrín de duela de encino. El área de habitaciones tiene un pequeño vestíbulo que distribuye de frente con una puerta de madera que pertenece al clóset de blancos y a cada lado otra puerta, cada una conduce a dos habitaciones gemelas y contrapuestas.

Los apartamentos al interior tienen pisos de duela de encino flotados y muros lisos enyesados, únicamente en la estancia vemos un tratamiento singular a través del uso de un lambrín de madera que incorpora la chimenea.

Por otra parte, la estructura del edificio es acorde a la concepción racional de una época en la que se buscó ante todo orden y modularidad en su diseño, en contraposición a una estructura desarticulada e irregular. No obstante, al interior de los apartamentos observamos que la columna circular en la estancia está fuera de eje (figura 12). Dicha columna es notable porque delimita con su presencia la estancia del comedor y su composición se alinea al ritmo de los canceles de la fachada y a la forma del espacio. De ahí constatamos que el arquitecto optó por diseñar un espacio más confortable antes que una estructura más racional, lo cual representa una libertad compositiva pero también una visión pragmática de la arquitectura moderna, y si bien ésta se regía por principios muy claros, para Carral no estaba por encima de la habitabilidad. Los entrepisos no son altos, lo que acentúa el sentido horizontal de los espacios en esta arquitectura, y la separa y distingue por completo de arquitecturas habitacionales previas.

Figura 11, Fachada principal/Estado actual 2018. Edificio de apartamentos Toledo núm. 26.

 

Figura 12. Planta arquitectónica de estado actual en 2017. Astrid Rosas, 2017.

 

Edificios de apartamentos de estilo internacional en la colonia Juárez

Figura 13. Vista aérea del Paseo de la Reforma en 1934. Se observa a la derecha la colonia Juárez. El poblamiento de la Colonia Juárez se dio del nororiente hacia el sur poniente, siendo un área baldía la parte donde ahora se encuentra la calle de Toledo, de ahí que se explique el emplazamiento de una arquitectura posterior a la de las primeras etapas de desarrollo de la colonia. ICA/Aerofoto, 2017.

 

La actual colonia Juárez ocupa parte de lo que lo que fueron los terrenos de la antigua Hacienda de la Teja y fue resultado de la fusión de cuatro colonias fundadas al final del siglo XIX y principios del XX: la colonia de la Teja, del Paseo, Nueva del Paseo y la colonia Limantour (Segurajáuregui, 1990: 59-64). Las características originales del lugar no eran los ideales, pues eran terrenos pantanosos y anegadizos. No obstante, la terminación del último tramo del Paseo de la Reforma transformaría a la zona y alentó a que la alta burguesía la considerara un sitio propicio para construir lujosas villas y casas de campo (Hernández, 1981: 57).

El rápido desarrollo inicial de la zona fue ejemplo de la bonanza económica y de las tendencias sociales que acontecieron en el país en aquel periodo:

[…] los terrenos que hasta hace poco tiempo eran campos cultivados o abandonados, hoy están cruzados por amplias calles asfaltadas por donde solo ruedan lujosos automóviles y elegantes trenes, flanqueados por hermosas residencias particulares, algunas de las cuales merecen el título de palacios. No parece, sino que estas colonias fueron ideadas para gozar de solaz y descanso, lejos del bullicio de la ciudad” (Segurajáuregui, 2017: 21).

En ese periodo inicial el espacio urbano tomó forma a través de la construcción de diversas soluciones habitacionales, entre ellas villas, palacetes, residencias señoriales, residencias mexicanas, residencias urbanas y edificios de apartamentos (Segurajáuregui, 2017: 25-32). Estas diferentes categorías de vivienda representaron, salvo el caso del edificio de apartamentos, soluciones habitacionales unifamiliares. No obstante, en todos los casos la categoría de las construcciones correspondió a un sector privilegiado de la sociedad. Cabe precisar que la zona se convirtió en el lugar donde se establecieron las embajadas y hubo una población extranjera importante (Hernández, 1981: 58-59). Esta población habitó en la capital de forma temporal y encontró una opción adecuada a sus necesidades en soluciones habitacionales como el edificio de apartamentos. Es decir, los edificios de apartamentos de este periodo en la zona corresponden a una clase acomodada. Sobre los estilos arquitectónicos se puede decir que, si bien eran diversos, fueron marcadamente ornamentales y se concibieron dentro de los cánones de la arquitectura académica y el eclecticismo de finales del siglo XIX y principios del XX.

Durante y después de la Revolución Mexicana la zona se consolidó como una zona eminentemente habitacional, aunque no termino de saturarse por completo, sobre todo en su límite sur-poniente, es decir, en la parte más alejada del centro de la Ciudad de México (figura 13), zona donde se ubica nuestro caso de estudio.

Para mediados de 1930 la población de la colonia Juárez comenzó a diversificarse y dejó de ser una zona aristocrática y exclusivamente habitacional, al poblarse de manera creciente por familias de clase media y abrirse pequeños negocios conforme las élites se mudaron a otros espacios, en particular a Chapultepec Heights (Las Lomas de Chapultepec). Esto se debió, en parte, a que la zona representaba la materialización de los ideales del Porfiriato y en el periodo posrevolucionario esta característica se percibió como inadecuada por parte de esos sectores sociales.

Los nuevos habitantes que empezaron a llegar en ese periodo ocuparon partes o cuartos en las viejas residencias, pero también encontraron cabida en los edificios de apartamentos recién construidos. Estos edificios de apartamentos se levantaron con partidos arquitectónicos y estilos diferentes a los previamente construidos en la zona, pues atendieron a un grupo social distinto. Observamos una reducción en la ornamentación, una progresiva tecnificación de la construcción mediante el uso de materiales industrializados como el concreto armado y el acero, así como un crecimiento vertical de las construcciones.

No obstante, en el periodo 1930-1950 aún puede verse el desarrollo de edificios de apartamentos de estilo ornamental, y en específico arquitectura de orden neocolonial (en sus distintas facetas) y art-déco, así como los primeros edificios de apartamentos modernos de tipo funcionalista. Cabe señalar que en ese periodo la colonia experimenta una trasformación cualitativa, al entrar en un franco proceso de densificación, tras demolerse buena parte de las construcciones residenciales y unifamiliares del periodo inicial del Porfiriato y sustituirse por edificios de apartamentos y vivienda plurifamiliar. Además tiene lugar el desarrollo de la zona como nuevo centro de negocios de la capital, y gracias a la construcción de hoteles, oficinas y comercios tendrá influencia en la reconformación de la colonia Juárez.

Para las décadas de 1950 y 1960 la colonia Juárez se definió en forma creciente como una zona comercial y de oficinas, con el aumento de la cantidad de inmuebles construidos o transformados para satisfacer dichas necesidades. Conforme el Paseo de la Reforma se trasformó en el eje de oficinas y comercios más importante de la ciudad, a la par desapareció la colonia porfiriana de grandes residencias, al reemplazarse por edificios de oficinas, de apartamentos y comercios de carácter moderno, muchos de ellos de estilo internacional.

 

Vivienda colectiva del arquitecto Enrique Carral

Figura 14. Centro Urbano “Condominio Palmas” de los arquitectos Enrique Carral y Augusto H Álvarez en 1958. AAM, 2017.

 

Enrique Carral Icaza nació el 14 de julio de 1914 en la Ciudad de México. Se recibió como arquitecto por la Escuela Nacional de Arquitectura (ENA) de la UNAM en 1947. El arquitecto Carral tuvo una vida profesional fructífera, construyó y proyectó una gran variedad de edificios, entre los más emblemáticos —en coautoría con el arquitecto Augusto H. Álvarez— encontramos el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AAM, 2017), el Conjunto Manacar y el Centro de Investigaciones, Enseñanza y Extensión Agrícola de Chapingo, así como el Condominio Palmas (figura 14) (Del Cueto 2017: 195).

De acuerdo con el fondo Enrique Carral Icaza del AAM, realizó un total de 159 proyectos entre los años 1940 y 1993 (Gaitán, 1966: 91). De los cuales 93 (58% del total) fueron edificios de uso habitacional, por lo que podemos afirmar que fue su especialidad. De ellos, 26 fueron vivienda colectiva, y 67 casas particulares, es decir, privó la vivienda unifamiliar sobre la plurifamiliar.

Cabe destacar que en el listado de obras (AAM, 2017) que el mismo arquitecto Carral entregó como parte de su acervo al AAM (Boletín UNAM 2005) no aparece especificada la construcción de un edificio de apartamentos en la calle de Toledo 26; sin embargo, hay un edificio denominado “Edificio de apartamentos de 6 niveles para la Sra. Lea B. de Falcón construido en 1952,” que coincide con la descripción del edificio del presente artículo (comunicación personal 2017).

A continuación se ofrece la lista completa de edificios de apartamentos proyectados por el arquitecto Enrique Carral Icaza relacionados en el AAM (se respetaron las expresiones y grafía empleadas por el arquitecto en su listado de obras, y aparece en negritas la referencia al caso de estudio del presente trabajo:

Apartamentos para el Ing. Guillermo Fernández (proyecto y construcción), Virreyes, 1941/42; Edificios de Apartamentos para las Sritas. Elguero (proyecto y construcción), Av. Ejército Nacional, 1943/44; Edificio de Apartamentos para el Sr. José de la Borbolla (proyecto y construcción), Sierra Amatepec, Lomas de Chapultepec, 1944; Dos Edificios de Apartamentos para las Sritas. Martell (proyecto y construcción), Calle Herodoto, Col. Anzures, 1944/45; Apartamentos “El Universal” cuatro niveles (proyecto y construcción), Col. Campestre Churubusco, 1949; Edificio de Departamentos para la Sra. Rodríguez, Calle Yosemite y Dakota (México D.F.), 1950 (diseño realizado en colaboración con Manuel Martínez Páez); Edificio de Apartamentos para la Sra. Luisa P. de Guien (proyecto), Amazonas y Lerma, 1950; Edificios de apartamentos Aristóteles, Aristóteles No. 8 Col. Polanco (México D.F.), 1951 (diseño realizado en colaboración con Manuel Martínez Páez); Edificio de Departamentos de 6 niveles para la Sra. Lea B. de Falcón (proyecto y construcción), Calle Toledo, 1952; Edificio de Apartamentos para los Sres. León, Calle de Tres Picos, Polanco, 1953; Conjunto Habitacional “La Nacional”, Privada Popocatépetl, Fracción “B” (México D.F.), 1956; Edificio de Apartamentos para el Sr. Antonio Ruíz Galindo, Córdoba (Veracruz-México), 1957; Apartamentos Fundición Sr. Fernández, Campos Elíseos No. 170 (México D.F.), 1957; Edificio de Apartamentos de cuatro niveles (proyecto y construcción), Calle Luz Saviñón, 1957(diseño realizado en colaboración con la Inmobiliaria y Urbanizadora S.A.); Edificios de Apartamentos de 10 niveles (proyecto y construcción), Calle de Torres Adalid, 1957 (diseño realizado en colaboración con la Inmobiliaria y Urbanizadora S.A.); Edificio de Apartamentos de cuatro niveles para los Sres. Vértiz (proyecto y construcción), Calle San Carlos, San Ángel Inn, 1957; Edificio de Apartamentos de cuatro niveles para las Sritas. Butlín (proyecto y construcción), Col. Lindavista, 1958; Edificios de departamentos en condominio, Av. Insurgentes esq. Porfirio Díaz, 1966; Edificio de departamentos propiedad del Sr. Miguel Vázquez (anteproyecto), Insurgentes (México D.F.), 1966; Edificio de Departamentos, Av. Campos Elíseos No 440 (México D.F.), 1966; Edificio de departamentos, Calle de Alcalá (México D.F.), 1967; Edificio de Apartamentos de 11 niveles para la Sra. Margarita H. López Negrete (proyecto y construcción), Calle Berlín, Col. Juárez, 1968/69; Edificio de Departamentos con comercio, Reforma No. 10 (México D.F.), 1969; Ampliación de Departamentos para la Sra. y Sr. Bueno (proyecto y construcción), Las Flores, Tlacopac, San Ángel, 1970; Conjunto Habitacional, El Rosario, Azcapotzalco, 1973/74; Edificio de departamentos y comercios, Calle Génova y Reforma, 1976 (AAM, 2017).3

La revisión de la lista de edificios de apartamentos del arquitecto Carral muestra una radiografía de las zonas de la Ciudad de México, y otras partes de nuestro país, en las que hubo una elevada plusvalía y se reunieron las condiciones adecuadas para el desarrollo de edificios de apartamentos, testimonio valioso para reconstruir la historia de este tipo de habitación. La obra de personajes como Carral es muchas veces eclipsada por su asociación o colaboración con otros arquitectos, en su caso con Augusto H. Álvarez; pero también por el género de obras que realizó. Resulta evidente que obras emblemáticas como el Aeropuerto o el Conjunto Manacar (realizadas en coautoría) están mejor documentas y difundidas, pero otras —como la vivienda colectiva (de autoría propia) y el caso que nos ocupa— han sido mucho menos estudiadas. Una revisión exhaustiva de la obra de Carral deberá pasar, sin duda, por una crítica a la forma que se ha valorado el total de su obra hasta ahora, así como ponderar el carácter de su legado de una forma más amplio e inclusiva.

 

Conclusión

Los retos en la conservación del patrimonio se han visto acrecentados por la incorporación de la arquitectura de estilo internacional como un patrimonio más a salvaguardar; la normatividad vigente en la Ciudad de México ha demostrado ser insuficiente y, sumada a la falta de información, ha traído como consecuencia la destrucción sistemática de esta arquitectura moderna.

Durante el proceso del diagnóstico nos encontramos con la falta de información que existe respecto a esta arquitectura —al no conocerse sus virtudes en materia de habitabilidad, acerca de los autores y del valor histórico contextual que conllevó su construcción-- se empieza a mutilarla poco a poco en aras de ‘mejorarla’ o ‘modernizarla’ en el mejor de los casos, y a destruirla en el peor.

La investigación histórica sobre la vivienda en general, la colectiva en particular, representa retos metodológicos propios, puesto que su condición de espacio privado y habitado dificulta su registro. Muchas veces no se cuenta con información documental de época y solo queda entenderla de manera superficial al no tener acceso fácil a sus interiores. El poder entrar y registrar la vivienda habitada es un proceso complejo y singular, pero es necesario para comprender la importancia de esta arquitectura, que reúne muchos rasgos y características valiosas al interior.

Por definición, una metodología que busque realizar diagnósticos patrimoniales en edificios de arquitectura de estilo internacional debe ser comprensiva y específica a sus características y cualidades, así como estar dirigida a la concientización sobre la falta de herramientas legales con el objetivo de reafirmar nuestra responsabilidad como arquitectos y conservadores del patrimonio; sólo así podrá continuarse con la investigación en un marco metodológico coherente con el caso de estudio, de tal forma que permita establecer las bases y principios para hacer un cambio a la normatividad vigente y poder construir un marco jurídico adecuado para su protección y preservación.

Por último, vale la pena apuntar que la reciente Guía de la colonia Juárez, inventario de un patrimonio (2017) de Elena Segurajáuregui, autoridad en el tema, no considera a la arquitectura de estilo internacional como una arquitectura de orden patrimonial y no la incluye en su inventario de la colonia. Esta circunstancia hace patente el reto que representa su valorización y el largo camino que falta por recorrer para lograr su salvaguarda.

 

Referencias

Archivo de Arquitectos Mexicanos
o Fondo Enrique Carral Icaza
o Fondo Augusto H. Álvarez
Archivo Histórico de la Ciudad de México Archivo Aerofoto/ICA

Del Cueto Ruíz-Funes, Mariano. 2017. “Enrique Carral Icaza: la coherencia de un profesional.” En Colección de textos de teoría e historia. México: Facultad de Arquitectura, UNAM.

Donan a la UNAM el archivo del arquitecto Enrique Carral Icaza. Boletín UNAM-DGCS-053. (23 de enero de 2005), recuperado de : http://www.dgcs.unam.mx/boletin/bdboletin/2005/2005_053 (consultada el 12 de noviembre de 2017).

Gaitán, Alejandro. 1966. Directorio; Biografía Enrique Carral Icaza. Cuadernos de Arquitectura (18 de junio 1966).

Gaceta Oficial del Distrito Federal. 2008. Décima Séptima Época, No. 430 (México: Órgano del Gobierno del Distrito Federal.

Ley de Desarrollo Urbano del Distrito Federal. Ley Federal sobre Monumentos y Zonas Arqueológicos, Artísticos e Históricos. 2018 (México: Cámara de Diputados del H. Congreso de la Unión).

Martín Hernández, Vicente. 1981. Arquitectura doméstica. 1890-1925. México: UNAM.

Programa Delegacional de Desarrollo Urbano de la Delegación Cuauhtémoc.

Reglamento de Construcciones del Distrito Federal.

Reyes, Alfonso. 1967. “Pasado inmediato”. En Universidad, política y pueblo. México: UNAM, 123-169.

Segurajáuregui, Elena. 2017. Glosario ilustrado de la colonia Juárez. México: UNAM / INBA

Segurajáuregui, Elena. 2017 a. Guía de la colonia Juárez. Inventario de un patrimonio. México: Secretaría de Cultura-Instituto Nacional de Bellas Artes-UNAN Cuajimalpa.

Segurajáuregui, Elena. 1990. Arquitectura porfirista. La colonia Juárez. México: UAM-Azcapotzalco /–Tilde.

- Yorke, Francis Reginald Stevens y Frederick Gibberd. 1950. The modern flat. Londres: The Architectural Press.

 

Notas al pie

1 Existen tres tipos distintos de resolver la distribución de las viviendas en los edificios de apartamentos: cuadrada, en profundidad o de forma paralela a la calle. En todos los casos depende la forma del terreno, la superficie de los apartamentos y el número de apartamentos por piso. En el caso de la distribución paralela a la calle significa que los espacios se distribuyen a lo largo de la fachada que da a la calle. Esta solución propicia una condición en la cual existe una fachada principal exterior y otra secundaria interior, lo que deriva en una clara zonificación entre espacios servidos y de servicio.

2 El acceso directo en los edificios de apartamentos implica que a las viviendas se accede desde un pequeño vestíbulo que se alimenta de manera directa por las escaleras y/o elevadores, es decir, es una solución compacta y eficiente que no recurre al uso de largos pasillos o corredores (Stevens y Gibberd, 1950: 26).

3 Archivo de Arquitectos Mexicanos (AAM) de la Facultad de Arquitectura de la UNAM. Inventario del Catálogo General de Enrique Carral Icaza. (Consultada en noviembre del 2017).

 

 


Como citar esta colaboración:
Apellido, nombre (año), “Título del artículo”, en Archivo Churubusco, año 3, número 5, disponible en -dirección en internet-, consultado -día, mes, año-.


Botón