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RELIEVES TEÓRICOS

Colored Vases: entre lo antiguo y lo contemporáneo.
El arte en el mundo actual

 

Introducción

Desde el siglo VI a.C. el filósofo Heráclito de Éfeso (540-480 a.C.) se dedicó a reflexionar y a hacer visible que la interacción entre opuestos define la forma en que el hombre entiende el universo. Actualmente la humanidad reconoce este fenómeno como un hecho estático que se manifiesta en toda acción y objeto, pero ¿qué pasa cuando el concepto de los contrarios se quiere aterrizar en las producciones artísticas?

El arte puede abordarse desde distintas aproximaciones, sin embargo, al tener una formación en conservación me resulta evidente la relación opuesta que existe entre las producciones antiguas¹ y las contemporáneas². En términos generales, se puede señalar una primera diferenciación entre la materia que suele conformar a uno y otro tipos de objetos: mientras que en la antigüedad los recursos eran limitados (rocas, arcillas y fibras), en la actualidad las posibilidades van desde los plásticos hasta los tejidos biológicos. Por otro lado, se encuentran las ideas y razones que dan origen a la producción de estos objetos: en el principio de los tiempos se buscaba solucionar necesidades básicas, en tanto que hoy en día fungen como medios de comunicación para vislumbrar y cuestionar condiciones sociales.

El mayor contraste existente entre las producciones artísticas contemporáneas y las antiguas es su capacidad de hablar de sí mismas. El filósofo estadunidense Arthur C. Danto (1924-2013) explica este fenómeno de producción como el reconocimiento de un arte del pasado que puede ser explorado y apropiado; abriendo la posibilidad de tomar producciones ya existentes para verlas desde otra perspectiva y crear nuevos objetos artísticos (Danto, 1992: 37). Partiendo de esta manera de entender el arte contemporáneo, y relacionándolo con la filosofía de los contrarios, surge la pregunta guía de este trabajo: ¿hasta qué punto una producción artística puede encontrarse entre lo antiguo y lo contemporáneo si son cualidades opuestas?³

La aproximación para responderla se va a desarrollar estudiando las Colored Vases del artista chino Ai WeiWei (1957) como punto de discusión. La obra se compone de una serie de vasijas de la dinastía Han (206 a.C.-220 d.C.), intervenidas con pinturas acrílicas desde 2006. La historia de vida de las vasijas hace que tengan una serie de valores⁴ enfrentados: por un lado, están los valores funcionales y estéticos propios de la manufactura en el siglo III a.C., mientras que, por el otro, se pueden encontrar tanto los valores históricos, patrimoniales, artesanales y de antigüedad adquiridos durante su transcurso en el tiempo como los valores estéticos, económicos y políticos determinados por la intervención de Ai WeiWei. La diversidad valorativa de la obra nubla la aproximación a las vasijas que los espectadores y especialistas pueden tener, sin embargo, es fundamental determinar qué tipo de producción son, para así poder observarlas, estudiarlas, definirlas y conservarlas adecuadamente.

El estudio se va a realizar desde la propuesta de sistemas de producción del filósofo peruano Juan Acha (1916-1995), en la cual define tres tipos de productos: arte, artesanía y diseño. Al determinar los valores de Colores Vases será posible entender en qué sistema se insertan las vasijas y cuáles son las razones para entender y tratar la obra como exponente de arte contemporáneo.

¿Qué son las Colored Vases?

Figura 1. Ai Wei Wei, Colored Vases, 2006. Hirshhorn Museum and Sculpture Garden, Washington, D. C., 2012 (Fotografía: Ai Weiwei Studio; fuente: Public Delivery, s. f.).

Colored Vases es un conjunto de vasijas cerámicas, creadas aproximadamente durante la dinastía Han (206 a.C.-220 d.C.) e intervenidas por Ai WeiWei entre 2006 y 2015⁵ (figura 1). El artista las introdujo en diferentes colores de pintura industrial y en algunos casos dejó zonas sin recubrimiento que permiten observar la decoración y textura original de las vasijas cerámicas (figura 2).

Figura 2. Antes y después de la intervención de Ai WeiWei de 51 vasijas en 2006 (Fotografías: Ai WeiWei Studio; fuente: Public Delivery, s. f.).

En términos materiales y valorativos, el concepto de contraste juega un papel fundamental en la obra, creando puntos de disparidad sumamente evidentes (figura 2). Por una parte, están las texturas: mientras que la vasija es rugosa y mate, la pintura industrial genera una superficie lisa y brillante. También en términos de color es evidente el contraste en la manera en que los tonos ocres y oscuros de la cerámica resaltan los tonos vibrantes de la pintura. En términos formales destacan los diferentes tamaños y formas de las vasijas, distinguiendo el valor artesanal de su producción, del cual se hablará más adelante.

Por otra parte, se encuentra el contraste conceptual y valorativo de la obra; punto que genera mayor conflicto en los espectadores. Ai WeiWei eligió vasijas producidas durante una de las dinastías más importantes de China, mejor conocida como la primera era dorada del país por su expansión cultural, territorial, comercial e intelectual (Shen Yun Performing Arts, s. f.). La producción de cerámica en este periodo refleja las influencias extranjeras adoptadas en la cultura del momento y, con la introducción del torno y el uso de moldes, marca un importante cambio en la manufactura de las vasijas.⁶

Al elegir este tipo de bienes culturales, el artista reconoce una serie de valores relacionados con su producción y la formación de una identidad cultural china, cualidades que le interesa resaltar con su intervención. Señala un momento clave en la historia de vida de las vasijas: su producción, y lo transgrede al sumergirlas en pintura. Ai WeiWei valora esta acción como una representación de la devastación causada por la Revolución Cultural China entre 1966 y 1976. Durante esa época, el líder del Partido Comunista Chino, Mao Zedong, buscaba preservar el comunismo mediante la eliminación de todos los restos de elementos capitalistas y tradicionales de la sociedad china (Enciclopedia británica, 2019): el gobierno se dedicó a destruir reliquias, artefactos históricos, viejas costumbres, hábitos e ideas así como a saquear sitios culturales y religiosos para borrar el pasado y crear una nueva identidad (Wang, 2011: 66). Fue un periodo en el que se fomentó la pérdida de valoración por el trabajo artesanal antiguo (Public Delivery, 2019) y donde se negó el desarrollo alcanzado y crecimiento de la nación gracias al uso del sistema capitalista.

¿Cómo afecta la intervención en la interpretación de las vasijas?

Con el cambio de la superficie de las vasijas, el artista cubre aquellas características visuales que permiten identificar los objetos en su temporalidad de producción: marcas de manufactura, tipo de material y elementos formales en sus diseños decorativos (figura 3). Esta acción incide directamente en la atribución del valor de antigüedad. El teórico Ignacio González-Varas Ibáñez (1967-) define dicho valor como la capacidad de la materia de acumular el paso del tiempo y reflejar a una sociedad del pasado (2014: 152). Por lo tanto, Ai WeiWei, al presentar una serie de vasijas con acabado acrílico y colores brillantes, juega con la percepción de los espectadores, escondiendo a simple vista la temporalidad que reflejan los objetos.

Cabe destacar que cubrir la cerámica no impide que la materia acumule el paso del tiempo, sin embargo, sí limita la capacidad visual del espectador para identificarlo, lo que se traduce en desconocimiento del valor de antigüedad. Observar una superficie cubierta con pintura acrílica, brillante y de distintos colores, dificulta vislumbrar los elementos materiales que permiten distinguir el tipo de soporte del objeto. En consecuencia, no es sino hasta el momento en que el espectador lee la ficha informativa de las piezas cuando puede establecer su materia y temporalidad para así reconocer sus valores históricos.

Figura 3. Proceso creativo de Colored Vases en 2006 (Fotografía: Ai WeiWei Studio; fuente: Chipstone Foundation, s. f.).

La decisión del artista de utilizar producciones antiguas refleja el cuestionamiento de Ai WeiWei a la voluntad del Estado asiático de agredir y buscar borrar la identidad de una nación. Aunque la pintura funge como una capa que cubre, como se mencionó anteriormente, debajo de ella siguen existiendo aquellos rasgos culturales que forman la identidad e historia china. De cierta manera, la pintura hace referencia al fracaso de la Revolución Cultural en lograr sus objetivos y denuncia las prácticas antiderechos que actualmente se desarrollan en la nación (Becker, 2011: 120).

Es importante destacar que el reconocimiento y la puesta en valor de las vasijas por su temporalidad y la capacidad material de reflejar a una sociedad del pasado no son sólo del autor, sino que los comparten la República Popular China (RPC), la UNESCO y el público general: es un valor de masas.⁷ Por ello, al ver violentada dicha atribución con la transgresión material que han sufrido las vasijas antiguas, recubiertas sus superficies con pintura, el espectador suele responder con rechazo y molestia. Colored Vases se ha interpretado como un atentado al patrimonio cultural y un acto, más que artístico, vandálico. La intervención, en la mayoría de los casos, se entiende como la destrucción de algo raro y precioso,⁸ en lugar de una acción de salvaguardia y adoración (Public Delivery, 2019). Ambas interpretaciones señalan que la intervención sí incide en la identificación de valores asociados a la temporalidad de las piezas, sin embargo, también influye para lograr la nueva lectura propuesta por el artista. Por lo tanto, la colocación de la pintura funge como un conector para ligar discursos y valores, y aporta a la historia del objeto sin destruirlo.

La apropiación como forma de creación

Es evidente que Colored Vases es sumamente provocativa tanto para el público en general, al enterarse de que se trata de vasijas originales de la dinastía Han, como para el propio gobierno chino, que públicamente ha señalado como traidor a su autor por exponer y denunciar sus prácticas políticas antidemocráticas. Ésta no es la única obra de Ai WeiWei que funciona así: en términos generales, su producción se caracteriza por trabajar a partir de choques conceptuales y perceptivos (Martínez, s. f.). Su trabajo retoma las prácticas del ready-made⁹ propuestas por Marcel Duchamp (1887-1968) a principios del siglo XX. Esta forma de creación se fundamenta en el uso de objetos previamente manufacturados, que pueden ser o no originalmente creados con fines artísticos, a los que se les dota de significados artísticos. Un ejemplo para comprender este tipo de obras es La fuente (mejor conocida como El urinario) que Duchamp presentó en 1917 (figura 4). En el catálogo de la exposición, el artista (citado en Trilnick, s. f.) puso énfasis en que no tenía importancia si el autor lo había fabricado o no: lo relevante era el acto de la elección por el cual transformó dicho artículo de fontanería en una obra artística. De esa manera se creó una nueva forma de pensar y ver los objetos, donde el pensamiento y la atribución de valores se volvió parte fundamental de la producción.

Figura 4. Marcel Duchamp, La fuente, 1917-1964 (Fuente: Lampkin, 2015).

La ventaja con la producción de los ready-made es la capacidad de presionar los límites para autocuestionar los significados preestablecidos del arte, lo cual se logra a través de un proceso de análisis y reflexión desarrollado por el artista. El resultado puede entenderse como una manera de apropiación de la producción artística, en donde se exploran otros significados (Danto, 1995: 27). Su manifestación puede presentarse de dos maneras, dependiendo de los propósitos del artista: a partir de la materialidad o reflejada en las ideas que van a generar la obra. En el caso de Ai WeiWei, ambas formas son evidentes: por un lado, se tiene la intervención material, que posiciona al artista como una figura con la capacidad de cambiar la forma de apreciar un objeto; por el otro, se tiene la adición conceptual de significados. El hecho de tapar la superficie de las vasijas refiere a las prácticas de eliminación y rechazo de la historia de un Estado por el mismo Estado. Si la colocación de la pintura no tuviera ese significado, ni las vasijas tuvieran una serie de valores atribuidos por su origen, producción y antigüedad, la obra no lograría el mismo impacto y alcance. Por consiguiente, se puede establecer que no todas las vasijas de la dinastía Han pueden ser una Colored Vase, pero todas las Colored Vases deben ser vasijas de esa dinastía para cumplir con la finalidad que WeiWei pretende transmitir.

Tipo de producción: ¿arte o artesanía?

En el caso de las Colored Vases, los valores adquiridos durante su historia de vida son claves para comunicar los nuevos significados atribuidos por el artista. Para comprender cabalmente esta situación es necesario ubicar dos momentos centrales en la historia de las vasijas: el primero, mencionado anteriormente, es su producción en el contexto de la dinastía Han y el segundo, la intervención de Ai WeiWei.

En lo que corresponde a producción y origen, se puede establecer que las vasijas fueron objetos manufacturados para contener, conservar y transportar diferentes materiales: agua, semillas, aceites, etc. Dentro de la propuesta de Juan Acha sobre sistemas artísticos (2009), ese uso y función hace que las piezas se ubiquen dentro de la clasificación de trabajo artesanal. La categoría engloba a todas aquellas producciones tradicionalistas creadas a partir del trabajo manual y sujetas a una serie de normas en cuanto a su forma y estética. Son productos en serie, manufacturados por un gremio de formación empírica, que tienen por objeto satisfacer un consumo cotidiano (Acha, 2009: 59). Su manifestación material y su conservación en la actualidad reflejan las prácticas de convivencia y subsistencia de una comunidad y señalan las soluciones técnicas que se tenían para la producción de ese tipo de bienes en específico. No hay que olvidar que Ai WeiWei eligió esas obras justamente por su origen y cualidad artesanal, puesto que su intervención habla del olvido de un trabajo tradicionalista y manual reconocido en las vasijas. Por ello, en un primer acercamiento éstas pueden definirse como bienes culturales, de tipo artesanal, a los que se les reconoce un valor de antigüedad por su contexto de creación y uno histórico por su preservación hasta el día de hoy. Al ser objetos creados con fines utilitarios, es imposible definirlos desde un concepto de arte, ya que un producto artístico responde a un trabajo teórico intelectual que no necesariamente soluciona una necesidad básica (Acha, 2009: 59).

Llega, posteriormente, la intervención del artista asiático y quebranta la clasificación antes explicada. Así, al sobreponer pintura industrial en las vasijas, pone en segundo plano su origen artesanal y lo redefine como una producción artística. Esto se debe a que Ai WeiWei replantea su significado: reconoce ese origen, pero le da la oportunidad de reflejar en su materialidad una serie de sucesos históricos posteriores con los que el artista está en desacuerdo. Con el hecho de introducir las vasijas en pintura, innova y realiza un trabajo intelectual, acciones que Eric Hobsbawm (2013) menciona como factores claves en la producción de las artes.

En cuanto al producto, Acha (2009: 59) subraya que una obra ha de ser única para considerarse obra de arte. Podría considerarse que, en el caso de Colored Vases, sería una contradicción clasificarla en esta categoría; sin embargo, es una obra que cuando el artista decida finalizar su producción va a tener un número determinado de vasijas. Respecto de la unicidad como condición de la obra de arte, también hay que considerar el significado de la acción de Ai WeiWei: sumergir las vasijas en pintura es una manera excepcional y única, que no se había desarrollado antes, de hablar y evidenciar la represión cultural desarrollada por la Revolución Cultural China.

Otro factor importante para definir si una producción es artística o artesanal es su tipo de distribución y consumo. A diferencia de la artesanía, donde el alcance es general, una obra de arte se caracteriza por ubicarse en un contexto específico y exclusivo. Las Colored Vases actualmente son parte de colecciones públicas y privadas de museos y galerías como el Seattle Art Museum, el San Francisco Museum of Modern Art, el Art Museum Miami, el Hirshhorn Museum and Sculpture Garden y el Brooklyn Museum, por mencionar algunos. De igual manera, su compraventa se lleva a cabo en las casas de subasta más prestigiosas del mundo, como Phillips, Christie’s y Sotheby’s.

Es importante denotar que los precios de venta de una vasija sin intervenir y de una Colored Vase no tienen comparación. En 2017 la casa de subasta española Ansorena vendió un par de vasijas de la dinastía Han en 220 euros (Ansorena, 2017), mientras que la casa Phillips vendió, en el mismo año, una de las vasijas de WeiWei en 25 800 euros (Phillips, 2017). Los números evidencian el reconocimiento de distintos valores en las vasijas con y sin intervención, dejando claro que en este caso la atribución de un valor artístico, relacionado con un artista bien posicionado como Ai WeiWei, va a influir en su demanda. Asimismo, al revisar los precios de salida y martillo de las Colored Vases se puede observar una estimación económica menor al precio final de venta (Sotheby’s, 2017). El alza en las ventas, además de posicionar a Ai WeiWei como uno de los artistas mejor vendidos en la actualidad, señala una importante distancia respecto de los niveles de demanda que tienen los productos artesanales de este tipo.

Por último, en lo que toca al productor podemos ubicar la aparición de un individuo sobre su producción, como es el caso de Ai WeiWei. Las Colored Vases no lo definen como artista, sino que él, por medio de ellas, puede colocarse en el rango de una figura reconocida por su trabajo especializado en el mundo del arte. Otra característica importante es la libertad y formación académica del artista. Aunque para el caso específico de WeiWei el término de libertad puede ser cuestionable desde la perspectiva del gobierno chino, indudablemente las ideas que genera para la producción de sus obras no son impuestas ni obligadas. El artista tiene plena libertad de pensamiento y acción, lo que le da la posibilidad de trabajar con temas polémicos, como es la violación a los derechos humanos.

Acha recalca la importancia del trabajo teórico en la formación y distinción de la figura del artista. Ai WeiWei lo confirmó con su frase: “Un artista sólo puede plantear nuevas preguntas y ofrecer una idea del cambio social después de reflexionar sobre los sentimientos de la época” (SAMBlog citado en Horowitz, s. f.). Es evidente que la reflexión y formación de ideas en cuanto a las condiciones que definen su contexto histórico y actual son fundamentales para su producción y definición como artista. Dicho ejercicio se ve reflejado en la elección de las vasijas de la dinastía Han para la obra aquí analizada. Esa toma de decisiones, además de colocarlo como un artista del ready-made, lo define, y también a su producción, como se propuso anteriormente, bajo la clasificación de arte contemporáneo. A través del reconocimiento de una serie de valores, WeiWei pudo apropiarse de las vasijas para re-interpretarlas en un contexto distinto al de su creación física y, al mismo tiempo, crear una forma de desarrollar activismo.

Conclusiones

Toda esta información arroja los datos suficientes para poder responder la pregunta guía propuesta para este trabajo: ¿hasta qué punto una producción artística puede encontrarse entre lo antiguo y lo contemporáneo si son cualidades opuestas? El caso de estudio demuestra que es posible crear una obra que utilice objetos del pasado (antiguos) para su manifestación, sin embargo, su sistema de producción, distribución y consumo la define en la actualidad dentro de la clasificación de obras de arte de tipo contemporáneo. El hecho de que el soporte de la obra sean vasijas con casi 2 000 años de antigüedad no significa que sigan siendo objetos parte de dicho contexto, sino que son únicamente referentes de un momento histórico al cual se le está dando otra lectura desde el presente. La acción de apropiación material y conceptual permite que las vasijas trasciendan la barrera temporal que dicta su materialidad y que se les pueda dar una nueva significación referente a las problemáticas de un contexto actual.

En términos de conservación, el trabajo demuestra que el análisis de los valores atribuidos es fundamental durante un proyecto de conservación-restauración. Confirmar que las vasijas actualmente forman parte del sistema de producción artístico contemporáneo marca un punto de partida para la toma de decisiones y la aproximación del conservador. Por ello esta obra de Ai WeiWei debe ser conservada como un objeto de arte contemporáneo, donde la preservación del soporte cerámico y de la pintura acrílica tenga el mismo peso dentro del proyecto de conservación.

La propuesta de Ai WeiWei permite, de cierta manera, alargar la funcionalidad de las vasijas desde nuevas configuraciones. Sus ideas y significados son sumamente interesantes, ya que a través de su intervención material y conceptual colocan el arte del pasado dentro de temáticas actuales. Al tener un fin político: denunciar y exponer la violencia de un Estado contra su población; sería interesante analizar las Colored Vases valorando hasta qué punto su producción se inclina mucho más a prácticas activistas que artísticas o cómo es que este acercamiento las valida como producción artística o no.

Es innegable que las obras de este artista son crudas, provocativas e hirientes. El espectador debe prepararse mentalmente para ser cuestionado al momento de aproximarse a ellas, a pesar de lo cual las acciones dramáticas que Ai WeiWei hace para evidenciar las brechas entre lo ideal y lo real de la cultura contemporánea son un llamado de atención que no debe ignorarse.

Referencias

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Notas al pie

¹ El concepto de antigüedad se va a tomar a partir de la temporalidad del caso de estudio, las Colored Vases de Ai WeiWei. Por lo tanto, al mencionar el término se está haciendo referencia a producciones entre el 200 a.C. y el 200 d.C.

² Por su parte, para ubicar la producción contemporánea se va a tomar la propuesta de Arthur C. Danto, que la marca a partir de la década de 1960.

³ Es importante mencionar que la existencia de dos cualidades opuestas está ligada al principio de complementariedad. Por lo tanto, partiendo de las filosofías griega y taoísta, una cualidad no puede ser contraria y complementaria a la vez.

⁴ Cualidad que poseen algunas realidades, consideradas bienes, por lo cual son estimables (Dle, 2014).

⁵ La última intervención y creación de vasijas fue en 2015, sin embargo el artista no ha definido el fin de la producción de esta serie.

⁶ Para más información sobre las características e innovaciones de la cerámica de la dinastía Han, consúltese Historia del arte (s. f.).

⁷ González-Varas (2014: 156) retoma los textos de Alois Riegl y concuerda en que el valor de antigüedad tiene la capacidad de ser un valor de masas. Esto significa que es un valor reconocido por un amplio número de personas, ya que para su apreciación y atribución no se exige conocimiento ni capacidad intelectual alguna. El valor de antigüedad se manifiesta a partir de la percepción sensorial más superficial (la observación).

⁸ En términos de conservación la pintura no afecta la estabilidad estructural del material, únicamente cambia la percepción visual de la superficie; por consiguiente, en términos estrictos no se está destruyendo ni eliminando nada.

⁹ Utilización de objetos preexistentes dándoles un nuevo significado.