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DÍA A DÍA


Concurso de cantos decorados en libros



Mine Rebeca Ichikawa Onodera | Escuela Nacional de Conservación, Restauración y Museografía, INAH | almine_ichikawa@encrym.edu.mx


Omar Solís Román | Escuela Nacional de Conservación, Restauración y Museografía, INAH | omar_solis_r@encrym.edu.mx


Resumen

El presente álbum muestra los resultados de un proyecto de gestión, organizado por los alumnos del Seminario-Taller de Conservación Bibliológica (STCB) en la Escuela Nacional de Conservación, Restauración y Museografía (ENCRyM). Como proyecto, se hizo un concurso de cantos decorados en libros, donde se buscaba que los participantes, que trabajaron un mismo título y una misma edición, abarcaran desde técnicas tradicionales hasta nuevas propuestas.

Con este artículo se pretende difundir las actividades realizadas en el STCB así como mostrar parte del proceso de organización y gestión del concurso y los resultados obtenidos, poniendo énfasis en las distintas propuestas de decoración de cantos recibidas.

Palabras clave

cantos decorados, concurso, STCB, gestión, libros.

En el Seminario-Taller de Conservación Bibliológica (STCB) de la Escuela Nacional de Conservación, Restauración y Museografía (ENCRyM) se cuenta con un módulo de gestión, en el que el alumnado lleva a cabo desde cero un proyecto, encargándose de su logística, planificación y realización. Este año el proyecto consistió en la realización de un concurso de cantos decorados en libros, organizado en distintas etapas entre el 17 de enero y el 3 de marzo.

La idea del concurso surgió del interés por conocer las técnicas utilizadas en la decoración de cantos. Su propósito, por lo tanto, fue difundir las distintas formas decorativas aplicables a un libro, recopilando desde técnicas tradicionales hasta nuevas propuestas.



Sobre los cantos decorados

Antes de adentrarse en la explicación del concurso, es importante explicar algunos conceptos sobre los cantos decorados. En primer lugar, los cantos son las “tres caras no cosidas del cuerpo del libro; se componen por los bordes de todas las hojas que forman dicho cuerpo” (Ponce, 2015: 2). De tal manera, pueden ser marcados o decorados, es decir, adornados con técnicas que tienen como finalidad modificar la apariencia del libro, además de que pueden ser auxiliares en su protección y conservación (Ponce, 2015).

De manera opcional, pueden decorarse uno o dos cantos, o incluso los tres. Para ello se prepara la superficie y posteriormente se aplica la técnica decorativa. Algunos ejemplos de técnicas son el marmoleado, el dorado, el coloreado, el salpicado, las imágenes escondidas o cantos ocultos, etc. (Ponce, 2015).

La decoración está relacionada tanto con el tipo de encuadernación como con la temática, el costo y el uso del ejemplar. El libro en sí es un sistema complejo y los cantos decorados forman parte de él; éstos pueden reflejar el devenir histórico del libro mismo, al que le otorgan cualidades estéticas, aparte de que son una fuente de información, al evidenciar los materiales y las técnicas de su manufactura, que a la vez se vinculan con un contexto sociocultural (Ponce, 2015).



Planeación del concurso

Mediante una lluvia de ideas se determinó el proyecto de gestión, es decir, el concurso mencionado. Para cumplir con el objeto de éste, se planteó darles a los participantes el mismo ejemplar; los libros se expondrían en la media luna de la ENCRyM.

En primer lugar, se elaboró un cronograma tentativo así como la convocatoria del concurso, que puede consultarse aquí. A la par, para llevarlo a cabo se buscó a las autoridades pertinentes de la ENCRyM. En general hubo contacto con la Dirección, la Coordinación de la licenciatura y las áreas de difusión y diseño e informática. Esto fue necesario para obtener el permiso de ocupar la media luna, preparar y difundir oficialmente la convocatoria y los carteles y transmitir la premiación.

Una vez establecida la logística del concurso, detallando los puntos necesarios y el cronograma, se llevó a cabo la segunda etapa, que consistió en la selección y compra de los libros, la publicación de la convocatoria y el contacto con los participantes.

Entre las librerías visitadas se escogió la del Fondo de Cultura Económica, ya que había varias opciones de ediciones con las características buscadas: espesor mínimo de 3 cm en el cuerpo del libro, cantos refinados y que la temática no restringiera la libertad de decoración. Al final se eligió el libro Los bandidos de Río Frío (versión abreviada), de Manuel Payno, porque cumplía con los criterios para que los participantes pudieran plasmar sus ideas.

Por otro lado, para fines de premiación del concurso, se planteó la idea de conseguir patrocinadores que donaran premios para los tres primeros lugares. Se obtuvo una respuesta positiva por parte de los siguientes contactos: Marmoleando, Pliegos y Pliegues, Tipos y Estadísticas, Ceres, Appa Encuadernación, El Arca Encuadernación y Editorial Marco Polo; quienes donaron materiales y herramientas para encuadernación, los cuales fueron entregados a los ganadores.

Posteriormente, el cartel de la convocatoria, elaborado por los alumnos, se difundió a través del correo ENCRyM y en redes sociales, específicamente en grupos relacionados con la restauración y la encuadernación. Por otro lado, con el área de difusión y diseño de la escuela se trabajó un segundo cartel, éste para promover la exposición y la premiación del concurso, el cual pasó por una serie de filtros para ser difundido oficialmente. En los dos carteles se colocó el logotipo de los patrocinadores como agradecimiento por sus aportaciones.

En un inicio se fijó para los participantes un cupo de 20 personas; para inscribirse, debían llenar un formato en Google Forms, en el que asentaban los datos de contacto para la recepción de los libros. Afortunadamente se obtuvo buena respuesta y en dos días los lugares se ocuparon. De ahí que se diera la oportunidad a cinco personas más de entrar en el concurso.

En la convocatoria se establecieron las fechas en que los inscritos trabajarían sus ejemplares así como las especificaciones requeridas; se les dejó plena libertad respecto de la creatividad y de los materiales que utilizarían. Al contar con concursantes de otros estados de la República, también se gestionó el envío de sus libros y su posterior recepción, que en total sumó 18 piezas de las 25 esperadas.

Se contó con el apoyo del profesor Daniel Díaz, del taller de carpintería de la ENCRyM, para elaborar las bases en las que se exhibirían los libros. Para el diseño de éstas se tomaron en consideración dos factores: el diseño editorial del libro y las posibles formas en que los concursantes decorarían los cantos.

En cuanto al libro, se midió y pesó para que la base se hiciera con un material que le otorgara estabilidad y resistencia. Por otro lado, en cuanto a las posibilidades de las decoraciones, únicamente se previó que fuesen verticales u horizontales. Para las ocultas se pensó en el uso de prensas de encuadernación, que ya se tenían dentro del taller.

Se determinó que el material para estas bases fuera madera, puesto que tenía las características requeridas para dar estabilidad al libro al momento del montaje, además de que se puede manejar con facilidad en los cortes y las formas para sostener el libro y de que da un aspecto simple y elegante a su presentación final. Para el diseño formal se realizó un prototipo que mostrara el libro en vertical u horizontal sin tener que modificar la base o agregar otro elemento y que expusiera las decoraciones creadas por cada uno de los participantes. Por otro lado, con la información otorgada por ellos se elaboraron las cédulas de los libros.

En cuestión de la evaluación del concurso, se buscó que los jueces tuvieran experiencia en el ámbito de la encuadernación, de los cantos decorados o de los libros en general. Por ello se contactó a la doctora en Arqueología e Historia de la Encuadernación Martha Romero; a la maestra Jennifer Ponce, restauradora egresada de la ENCRyM, con tesis en decoración de cantos, y al doctor en Bibliotecología Daniel de Lira, especializado en bibliografía mexicana. Junto con ellos se discutió y elaboró el siguiente formato:



Unos días antes de la exposición se citó a los jueces para que evaluaran los libros. Una vez calificados todos los aspectos de éstos, junto con el juez se contó el valor asignado a cada aspecto del libro para asentar en el formato su puntaje; al tener todas las boletas de los jueces, el comité organizador sumó las tres calificaciones obtenidas para tener el puntaje final y, así, declaró los tres primeros lugares (vid. infra, diapositivas 1, 4 y 7 del álbum).



Exposición y premiación

Previo a la exposición, en el laboratorio de fotografía de la ENCRyM se tomaron fotografías de cada libro con el permiso previo de los participantes. Un día antes de la inauguración se hizo el acomodo de las mesas, bases y cédulas y se acordó la logística del evento.

El 2 de marzo se inauguró la muestra, y se ofrecieron unas palabras acerca de ella, del proyecto de gestión en general y de en qué consistió el concurso. Se contó con la presencia de maestros, estudiantes y directores así como de algunas personas externas. En general se obtuvo una buena respuesta por parte de los visitantes y la comunidad ENCRyM.

Con ayuda del área de informática, se transmitió la premiación por Youtube. Se comenzó proyectando un video de los libros a manera de “recorrido virtual” para aquellos que no pudieron asistir. Después la licenciada María Fernanda Martínez Rocha, titular del STCB, dio las palabras de bienvenida, y explicó el proyecto de gestión, el concurso y la exposición. Posteriormente se hizo la presentación de los jueces, mostrando una breve semblanza académica de cada uno de ellos. Luego se dio el veredicto, se otorgó una mención honorífica y se premió a los tres primeros lugares. A todos los concursantes, jueces y patrocinadores se les otorgó una constancia de participación. El evento concluyó con unas palabras del director de la ENCRyM, Gerardo Ramos Olvera.






Reflexiones sobre la experiencia de organización y gestión del concurso

La ejecución de este proyecto de gestión fue enriquecedora en todos los aspectos, puesto que, además de contar con el apoyo y acompañamiento de los profesores del seminario-taller, los estudiantes nos hicimos cargo de cada parte de aquél.

Uno de los aspectos que cabe destacar de cualquier proyecto es su planeación, que requiere tiempo y organización, tomando en cuenta sus propósitos principales y su complejidad.

En este caso, el módulo de gestión forma parte de la evaluación del STCB, y los profesores lo plantean desde el inicio del semestre para que los estudiantes tengan tiempo suficiente para cursarlo. Nosotros empezamos a organizar el proyecto cuando el semestre iba un poco más avanzado, y precisamente conforme fuimos desarrollándolo nos dimos cuenta de la complejidad de todos los aspectos necesarios para realizar el evento, ya explicados anteriormente.

Este tipo de prácticas nos permiten desarrollar nuestra capacidad de organización, pero también de adaptación. A lo largo de un proyecto puede haber cambios, errores e imprevistos que ponen a prueba dichas capacidades. La planeación del concurso tuvo diversas modificaciones; una de ellas fue tener que recorrer el cronograma debido al periodo vacacional en la escuela, lo cual llevó a que la premiación y la exposición fueran en fechas posteriores al fin de semestre. Creemos que a pesar de esto y de otros imprevistos pudimos presentar soluciones adecuadas, y que los resultados fueron satisfactorios.

Dentro de las actividades académicas y de formación, nos enseñan elementos que se pueden encontrar en los ejemplares o técnicas de factura de un bien, en este caso específico, en los libros. Dadas las limitantes de tiempo y las actividades didácticas, no es posible abarcar por completo los temas y profundizar en ello, por lo que este concurso puso en juego nuestra capacidad, al investigar y conocer las herramientas y funcionalidad de las decoraciones en los cantos así como ampliar nuestro saber referente a este tema.

Consideramos que haber especificado en la convocatoria que la técnica era libre permitió ver tanto el amplio espectro de las decoraciones y su transformación en el tiempo como la imaginación y la creatividad, al emplear otros materiales para esta finalidad.

Estas decoraciones abarcaron desde lo más tradicional, como el marmoleado, hecho por Gerardo Plata (diapositiva 30 del catálogo) y Lourdes Gómez (diap. 33), o los cantos ocultos, por Victoria Rojas (diap. 25) y Concepción Aguirre (diap. 4), hasta ideas innovadoras desde la perspectiva de los materiales, como el uso de mezcal y grana cochinilla, por Antonio Guerra (diap. 43) o desde la técnica, como la cianotipia, de Charlie (diap. 39), o los elementos adheridos, de Trapiche Torres (diap. 13).

Como se mencionó en la introducción, la decoración de cantos está relacionada con la propia encuadernación, el uso y la temática del libro. Varios de los participantes rescataron esos elementos, colocando aspectos sobre la trama del libro, o bien, características propias del diseño de la encuadernación; algunos también decidieron no limitarse únicamente a los cantos, y dieron a la pieza su propia unidad, al cambiar las tapas.

En relación con esto, otra de las experiencias enriquecedoras del concurso fue la discusión con los jueces sobre la evaluación de los cantos. Cada uno aportó distintas perspectivas, dando mayor peso a la temática que a la ejecución de la técnica, por ejemplo, o valorando si tendría relevancia la funcionalidad del libro. En general fue interesante escuchar las opiniones de cada quien, y a nuestro parecer se logró obtener un formato de evaluación muy completo y acorde con lo que solicitábamos en la convocatoria.

Por otro lado, dicha convocatoria mencionaba que el concurso se dirigía a aquellos involucrados en la restauración, encuadernación, artes plásticas, entre otras disciplinas, y, como se dijo, se difundió en grupos relacionados con éstas. Por ende, la mayoría de los participantes inscritos tenían conocimiento sobre la encuadernación, o bien eran parte de la comunidad ENCRyM.

Tanto las propuestas de los participantes como el contacto con los patrocinadores nos dieron la oportunidad de adentrarnos más en el gremio de los encuadernadores, de entender la construcción de distintas técnicas decorativas. Consideramos que compartimos la idea de que el libro es un sistema complejo, y las perspectivas derivadas de ésta pudieron complementarse para mejorar nuestra perspectiva como restauradores, y, por ello, llevar a cabo un estudio más completo y una intervención adecuada de esos bienes culturales.

Analizar las distintas propuestas en los libros amplió nuestro campo de conocimiento sobre las posibles técnicas de decoración de cantos. Al verlo desde el ámbito de la restauración, nos cuestionamos la conservación de cada uno de los libros recibidos y nos planteamos medidas desde la manipulación hasta su exposición.

Por ejemplo, hubo ejemplares que requerían una manipulación más cuidadosa, por los materiales que presentaban, mientras que otros tuvieron que colocarse en la base de distinta forma, por el diseño o por los elementos añadidos. Como se mencionó, una ventaja de la base elaborada para la exposición fue que permitía poner el libro en diferentes posiciones; por lo tanto, todos los ejemplares se presentaron adecuadamente.

Como podemos ver, el concurso de cantos decorados obligó a poner en práctica nuestras habilidades analíticas de conservación, ya que una exposición demanda conocimientos teóricos y prácticos de conservación preventiva de colecciones y exposiciones así como de conservación de libros y papel. El certamen nos dotó, además, de nuevas herramientas de gestión, desde la planeación hasta la ejecución, conocimiento que puede aplicarse en nuestra labor en la restauración.






Agradecimientos

Agradecemos a las licenciadas Fernanda Martínez, Laura Milán y Paulina García, y al restaurador Luis Enríquez, profesores del STCB, por apoyarnos durante la organización y realización del concurso; gracias a la doctora Martha Romero, la maestra Jennifer Ponce y el doctor Daniel de Lira, por su colaboración como jueces de éste.

Agradecemos, asimismo, al director de la ENCRyM, Gerardo Ramos Olvera, a la coordinadora de la licenciatura, Lizeth Mata, a las áreas de diseño y difusión, y de informática, de la Escuela, por su apoyo en la realización del concurso, y al profesor Daniel Díaz González, por su colaboración con el diseño y elaboración de las bases.

También a los patrocinadores de los premios: Marmoleando, Pliegos y Pliegues, Tipos y Estadísticas, Ceres, Appa Encuadernación, El Arca Encuadernación y Editorial Marco Polo.

Por último, pero no menos importante, a todos los participantes, quienes nos maravillaron con sus propuestas.



Referencias

ENCRyM. (2022, 3 de marzo). Premiación del Concurso: “Cantos decorados en libros” (STCB, ENCRyM) [Video]. YouTube. https://www.youtube.com/watch?v=5dUz-CuWxk4.

Ponce, J. (2015). Catálogo de cantos decorados de los siglos XVI al XX en las colecciones de tres bibliotecas mexicanas: Biblioteca Franciscana de Cholula, Biblioteca Eusebio F. Kino y Biblioteca del Palacio de Minería [Tesis de licenciatura]. Escuela Nacional de Conservación, Restauración y Museografía.



Imagen en portada

Mosaico de cantos decorados (Fotografías: Juan González, Mine Ichikawa y Omar Solís, 2022).


Cómo citar esta contribución

Ichikawa Onodera, M. R. y Solís Román, O. (2022). Concurso de cantos decorados de libros. Archivo Churubusco, (8). https://archivochurubusco.encrym.edu.mx/08/03.html.